En una reciente entrevista, el candidato del Partido Popular de Pinto, junto con un conjunto de falsedades y medias verdades, desliza una frase que permite conocer sus planes de futuro si el PP ganase las elecciones: “Da igual que los servicios los preste ASERPINTO o la UTE, lo importante es que Pinto esté limpio y cuidado porque es lo que quieren los vecinos” ha dicho Salomón Aguado.
La frase suena bien. ¿Qué más da quien preste los servicios públicos? ¿Lo importante no es que la ciudad esté limpia? La frase, sin embargo, tiene trampa. Sobre todo, si la dice el principal muñidor de la situación actual de la limpieza y cuidado de Pinto, aunque él no la sufra a diario.
Hace casi diez años, el gobierno municipal del PP privatizó los servicios de limpieza. Para ello, inició un concurso con unas condiciones que anteponían los intereses de las empresas a los de los ciudadanos y ciudadanas de Pinto. Un concurso “pésimamente definido”, lo cual permitió que se adjudicará a empresas con mucho poder de influencia; además, el contrato blindaba a los adjudicatarios durante 10 largos años y ponía en sus manos el control de la calidad del servicio. El responsable de esa privatización fue Salomón Aguado.
Un contrato con párrafos enteros que dejaban a la discreción la empresa la definición de cómo había que limpiar y cada cuánto tiempo. En el que se dificultaba la reclamación e imposición de sanciones. En el que se dejaba en un limbo los recursos a dedicar a las tareas y los periodos de ejecución de las mismas. Un contrato que convirtió el cuidado y la limpieza de nuestro municipio en una mercancía y que nos ha llevado a la situación actual. Porque cuando el contrato se formalizó hace diez años, Salomón ya sabía que el servicio empeoraría.
Para el PSOE de Pinto, la limpieza es un servicio esencial para el bienestar de los pinteños y pinteñas, que echan de menos la limpieza de las calles anterior a la privatización. Además durante estos 4 años el ayuntamiento ha tenido que ir incrementado la partida dedicada a limpieza de forma significativa. Por esta razón ha elaborado un nuevo reglamento de limpieza. Y, pensando en el futuro, ha definido nuevas herramientas de gestión y control de calidad, y ha realizado reservas adicionales para inversiones futuras.
Pero a pesar de lo que diga Salomón, no da igual cómo ni quién preste del servicio. Hoy por hoy, y hasta diciembre de 2023 en que finaliza el contrato con la UTE Valoriza, el ayuntamiento de Pinto tiene pocas herramientas para cambiar las condiciones blindadas del contrato de privatización. Estas elecciones nos jugamos muchas cosas, entre otras, volver a poner la limpieza de nuestro municipio, durante otros 10 años, en las manos de una gran empresa que tiene como objetivo sus beneficios, o elegir un modelo más flexible, adaptado a las necesidades variables de Pinto, gestionado con criterios de calidad y no de negocio, que dedique cada euro invertido por el municipio a la prestación del servicio, y que recupere la calidad de la limpieza a la que los pinteños y pinteñas estábamos acostumbrados.
Porque sí importa quién limpia. Porque es importante elegir entre la calidad del servicio o los beneficios de una gran empresa. Y eso, Salomón, ahora que esas grandes empresas tienen que renovar el contrato, también lo sabe.